Metafora de la Naranja

Hace varios años, Wayne Dyer decidió comenzar su conferencia sobre Desarrollo Personal en Canadá de una manera diferente. Con una naranja en mano, le preguntó al público:
– Si exprimiera esta naranja, ¿qué saldría?
 Un joven que estaba sentado en la primera fila lo miró con cara de que estaba perdiendo el juicio, pero aún así le respondió:
 – Jugo de naranja, ¡por supuesto!
 – ¿Crees que podría salir Jugo de manzana de ella?
 – ¡No! – le respondió sonriendo el joven.
 – ¿Y jugo de toronja?
 – ¡Tampoco! – negó categóricamente.
 – ¿Qué saldría de ella?
 – Jugo de naranja.
 – ¿Por qué? ¿Por qué cuando exprimo una naranja sale Jugo de naranja?
 El joven estaba visiblemente confuso, probablemente pensaba que Dyer les estaba tomando el pelo, pero aún así respondió:
 – Bueno, es una naranja y eso es lo que hay dentro. 
 Dyer asintió con la cabeza y prosiguió:
 – Cierto. Pero vamos a suponer que esta naranja no es una naranja, sino que eres tú y alguien te aprieta, te presiona, te dice algo que no te gusta o te ofende y respondes con ira, odio, amargura o miedo. ¿Por qué sale eso? La respuesta, como acaba de decir este joven, es: sale lo que llevamos dentro. No podemos controlar cómo se comportarán los demás, pero lo que llevamos dentro es decisión nuestra.
Con esta sencilla metáfora, Dyer nos da una gran lección: cada vez que respondemos con ira o miedo cuando alguien nos pone contra las cuerdas, sin importar quién es la persona, es porque, de cierta forma, estamos externalizando lo que ya tenemos dentro.
Dyer no se refería a que debemos sufrir pasivamente cuando los demás nos presionan o manipulan, se refería a que debemos ser mucho más conscientes de nuestras reacciones y comprender de dónde provienen realmente.
Se refería a que en muchas ocasiones atribuimos nuestro enfado, ira, rencor, angustia, agobio, ansiedad, hastío o frustración a los demás cuando a veces, esos sentimientos ya se encontraban dentro de nosotros y esa persona solo los ha amplificado. A veces, las actitudes, palabras y comportamientos de los demás son solo un diapasón con el que hacemos resonancia.
De hecho, es bastante común que cuando estamos nerviosos, cualquier comportamiento de nuestra pareja o hijos termine irritándonos, cuando en otras situaciones esos comportamientos simplemente pasarían desapercibidos. A veces, cuando alguien nos aprieta, lo que sale de nosotros es lo que hemos alimentado durante todo el día o quizá por años.

¿Tienes una sensación constante de ser menos valioso que otros?

¿Sientes que no lo mereces?

Entonces, sinceramente, te recomiendo una reconversión completa, que puede ser en el área del amor. La gran mayoría de los diferentes problemas que pueda experimentar una persona, por la falta de merecimiento, tiene que ver con la falta de amor incondicional que no recibió en su infancia y esto se debe a la falta de amor incondicional que nuestros ancestros no recibieron, sin embargo lo más importa, es que esto tiene solución.