El Amor no Excluye: o Amas Todo o no Amas Nada

O amas todo o no amas nada
Cuando liberas los juicios de cómo deberían ser las cosas y aceptas la vida tal como es, amas. Porque amor es amor sin exclusiones: o amas todo o no amas nada.

Todos deseamos que las cosas sucedan de acuerdo a nuestras expectativas y que las personas actúen de la forma que queremos, pero en la vida esto no siempre sucede así, lo que nos provoca sufrimiento y nos impide realmente amarnos, amar a los demás y amar la vida.

Si nos permitimos dejar ir nuestra opinión de cómo las cosas deberían ser (qué es lo correcto, qué es lo incorrecto) surge el silencio, un silencio que no es ausencia de ruido, sino de argumentos mentales. Esta quietud de mente nos concede paz, nos hace sentir felicidad, pero también nos permite descubrir qué es realmente el amor.

Muy a menudo, el juicio obstaculiza nuestro amor por los demás. No nos sentimos cercanos a una persona que no piensa ni actúa como nos gustaría que lo hiciera, al contrario, experimentamos ira o decepción.

No solo perdemos la oportunidad de amar a los demás cuando el ego nos distrae, también nos excluimos a nosotros mismos cuando no nos aceptamos, creemos que no somos suficientemente buenos, talentosos o eficientes, o cuando mantenemos una charla mental de insatisfacción y rechazo con nuestra propia vida.

Nos excluimos a nosotros mismos cuando no nos aceptamos

El dolor es también parte del amor. Si amamos la vida, debemos aceptar el hecho de que existe la tristeza y abordarla nos ahorrará el sufrimiento de querer evitarla a toda costa. Visto así, es más fácil entender que los resultados de nuestras acciones, los sucesos o la actitud de los demás pueden ser distintos a nuestras expectativas, y eso no quiere decir que debamos sentirnos defraudados: la vida es tan hermosa que nos permite descubrir algo nuevo a cada paso.

El amor por los demás comienza con el amor propio
El amor incondicional se muestra cuando dejo ir punto de vista y acepto las circunstancias, aunque no me guste, para transformarlas positivamente.

No siempre vas a poder cambiar de raíz lo que te hiere o incomoda, pero recuerda que, “si cambias tu forma de ver las cosas, las cosas que ven cambian de forma”.

El proceso empieza por atrevernos a acallar la mente. En ese silencio, me acepto y me amo.

Todas las críticas que hacemos (a los demás, a nuestro entorno, a la vida que vivimos) son un reflejo del rechazo hacia nosotros mismos. Pues amarnos significa aceptarnos como seres humanos, con nuestras imperfecciones y defectos.

Es permitirnos cometer errores humanos, tener debilidades humanas y tener miedo.

La aceptación de uno mismo conlleva a aceptar a los demás. Cuanto más nos amamos, más podemos amar a otros y aceptar su carácter humano, sabiendo que, como nosotros, es imperfecto.

Generalmente, lo que más criticamos en otros es lo que más criticamos en nosotros mismos. Si nos hemos perdonado, si nos hemos aceptado, perdonaremos y aceptaremos a los demás.

Se trata de hacer nuestro mejor esfuerzo y luego desapegarnos de las expectativas. Repasar mentalmente los guiones mentales negativos nunca conduce al amor propio, sino a un continuo sufrimiento.

Cuando dejamos de necesitar que otros vivan de acuerdo con lo que consideramos nuestra forma “correcta” de vivir, nos damos cuenta de que la forma en la que responden los demás a los eventos y circunstancias del entorno es solo una proyección de su propia realidad. Como nosotros, estas personas hacen su mejor esfuerzo y, sin importar los resultados, merecen ser amados.

La forma en la que responden los demás a los eventos y circunstancias del entorno es solo una proyección de su propia realidad

De lo contrario, si asumimos que solo nuestro punto de vista es correcto y que solo en esos términos puede surgir el amor en nosotros, este se vuelve excluyente. Y la exclusividad no existe en el amor: o lo amas todo, o no amas nada.

Amar es no tener un punto de vista que defender
Una leyenda cuenta que, en un pueblo remoto, vivía un viejo sabio que había encontrado el secreto de la felicidad. Todos en el pueblo buscaban su consejo y, en busca de una noticia tan importante, viajó hasta él un periodista para hacerle una entrevista.

Cuanto el joven le preguntó al anciano cuál era su secreto, este le respondió: “Honestamente, no sé de lo que estás hablando”. Confundido, el periodista le pidió quedarse unos días en su casa hasta descubrirlo, a lo que el sabio accedió.

Así, el reportero pudo presenciar como los viajeros llegaban y le consultaban sobre sus asuntos, pidiéndole consejo, pero se quedó perplejo al escuchar las sucesivas respuestas del sabio, que siempre daba una respuesta afirmativa a la opinión de los demás en lugar de intentar convencerlos de algo distinto.

Pasaron los días y, en la convivencia con el viejo, el periodista comenzó a entender que el hombre había encontrado el secreto de la felicidad pues, al no tener un punto de vista que defender, estaba en paz con todo el mundo.

Al compartir y defender un punto de vista, comienzas a excluir. Por eso, o amas todo o no amas nada.

El amor es dejar el juicio y el interés individual
O todo está incluido o nada está incluido, o amas todo o no amas nada. El amor es inclusivo, pues de lo contrario no es amor, sino una forma de exclusividad.

Si podemos descubrir la riqueza de las diferencias y puntos de vista, si podemos aceptarlas, el juicio se transforma en amor. Es necesario, para ello, que tengamos en cuenta que nuestros juicios son pasajeros, que en ellos influyen muchas variables, como nuestro estado de ánimo, los sesgos afectivos y sociales. No obstante, lo mismo que nos hace pensar como pensamos se encuentra en constante cambio.

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El juicio pasa por nuestra mente de forma fugaz y aferrarnos a él no tiene sentido, especialmente cuando hablamos de amor, que implica empatía, comprensión, conexión, compasión y el sentido de incondicionalidad, que no espera nada a cambio.

El amor no es interés individual.

No es fácil dejar de juzgar ni de tener un punto de vista que creemos importante, especialmente cuando experimentamos situaciones intensas o nos sentimos frustrados. Es entonces cuando nos cuesta aceptar el comportamiento de los demás y nos rehusamos a aceptar la situación que vivimos, porque no la creemos “ideal”.

Si te sientes así justo ahora, haz una pausa y date cuenta de algo:

Estás sumergido en un círculo vicioso de rechazo, de no aceptación, de infelicidad, que se alimenta de pensamientos negativos, juicio y crítica mental.

Para salir de este círculo, es imprescindible observar nuestras respuestas e identificar el juicio cuando surge, tomando conciencia de por qué juzgamos, para que deje de ser una conducta automática que nos impide aceptar el hermoso mundo en que vivimos, y a nuestros hermanos.

¿Puedes dejar ir tus expectativas de cómo “debería ser” el universo y convertir este momento en una experiencia única, que te aporte una nueva visión de la vida?

Observa tus respuestas e identifica el juicio cuando surge, tomando conciencia de por qué juzgas, para que deje de ser una conducta automática

¿Puedes dejar atrás el juicio para aceptar el momento y sentir la satisfacción de que todo es tal y como debería ser?

O amas todo o no amas nada
El amor incondicional nos permite amar todo sin condiciones, lo que nos aporta paz, satisfacción, bienestar y un estado de ánimo que nos permite conectarnos con todo y con todos, una de las mayores bendiciones de la vida.

El amor incondicional hacia una persona excluye su comportamiento. Puede que las personas no se comporten de la forma que esperamos, pero aun así podemos amarlos siempre, y no solamente cuando se ajustan a nuestras preferencias.

De la misma forma, podemos amarlo todo sin exclusiones, reconociendo que esta es la única manera de amar.

Amar todo tiene un gran impacto positivo en nuestra vida y en nuestra felicidad, pero además es increíblemente transformador, para quienes nos rodean y para nuestro entorno.

Mediante el cuidado y el amor que brindamos a otros seres, sean o no humanos, así como al planeta en el que vivimos, nos enriquecemos constantemente y damos sentido a nuestra existencia.

O amas todo o no amas nada. Así es el verdadero amor.

Inspirado en el vídeo de Nick Arandes “O Lo Amas Todo O No Amas Nada”

¿Tienes una sensación constante de ser menos valioso que otros?

¿Sientes que no lo mereces?

Entonces, sinceramente, te recomiendo una reconversión completa, que puede ser en el área del amor. La gran mayoría de los diferentes problemas que pueda experimentar una persona, por la falta de merecimiento, tiene que ver con la falta de amor incondicional que no recibió en su infancia y esto se debe a la falta de amor incondicional que nuestros ancestros no recibieron, sin embargo lo más importa, es que esto tiene solución.

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